Una puerta que se cierra y un corazón que se para. El tiempo se detiene en un reloj que ya no marca las horas, ni los minutos, ni los segundos..., como un reloj de arena sin arena o un reloj de sol en plena noche.
Las lágrimas inundan
unos ojos y un alma. Cuanto ruido hace el silencio del vacío... Y que
lleno de recuerdos está.
Él, de pie frente a la puerta. Ella,
bajando por el ascensor, con la maleta cargada de alegrías pero cerrada con el candado de la tristeza. Los
dos lloran por un final, el de su historia..
David SV
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