domingo, 23 de diciembre de 2012

Una gota de lluvia

- ¿Qué te gustaría ser en otra vida? - me preguntó.

- Es una pregunta difícil, nunca lo he pensado. Pero sí sé lo que fuí en otra vida. Hubo un día en que fui una gota de lluvia, redonda y perfecta.

- ¿Una gota de lluvia?

- Un día la nube en la que vivía decidió desahuciarme, y me arrojó sin comtemplaciones al abismo. Me garantizó que al caer me fundiría en un rio con otras gotas y, tras llegar al mar, el sol se encargaría de buscarme una nueva morada.

- Yo nunca he visto el mar, me encantaría verlo. Podrías llevarme algún día.

- No, yo tampoco he visto el mar. Eso fué lo que me dijo la nube, pero al caer solo veía edificios. Las gotas de lluvia que no llegan al mar mueren para siempre, y por eso el agua fluye tan deprisa, porque tiene que llegar a algún lugar que le permita seguir viviendo antes de morir de sed.

- ¿Y como es que estás aquí, en otra vida?

- Cuando caía imploré al Dios de la lluvia para que me diese otra oportunidad, aunque no fuera como gota de lluvia. Cuando ya había perdido toda esperanza, justo cuando estaba a punto de reventar contra el suelo, apareció una mejilla rota de dolor y me convertí en lágrima. Por eso ahora ya no puedo llorar...

Extracto del libro "El suspiro amarillo" (Javier Martin-Caro Junoy)



1 comentario: